Hasta hace poco creíamos que sólo había dos aspirantes con posibilidades de llegar a la candidatura tricolor, que son los Senadores Gerardo Montenegro y Raúl Mejía, ambos con sólida trayectoria, preparación política y experiencia en puestos de elección popular; por lo que tienen sin duda las cualidades y capacidad para ser candidatos, sin embargo, parece que el ex –alcalde desea en seguir en la pelea al interior del tricolor, a pesar de que los primeros dos aspirantes (Gerardo y Raúl) tienen mucho más capacidad, preparación y experiencia política, así que, impulsado por su popularidad, adquirida a base de despensas y programas sociales electoreros cuando fué presidente municipal de Tepic, persiste en su aspiración de ser candidato tricolor a la gubernatura, sobre todo, pensando que puede ser la némesis de Martha Elena, en caso de que ella sea la candidata por la alianza PAN-PRD, ya que es la figura de oposición con mayor aceptación en las encuestas hasta ahora, y por parte de los tricolores, el mejor posicionado era, hasta hace poco, Roberto Sandoval.
Lo anterior nos hace esperar una dura competencia; primero dentro de la oposición PAN-PRD entre Martha Elena y Acosta Naranjo; en donde, hasta ahora al menos, ella le lleva al amigo Naranjo una buena ventaja; por otra parte, se advierte una cerrada competencia entre los tres aspirantes tricolores; donde tanto Gerardo como Raúl pero sobre todo el primero han venido ganando aceptación de la ciudadanía, y por otra parte, Roberto se ha estancado o bajado su aceptación al no disponer de los recursos del municipio para seguir realizando proselitismo con base en programas sociales de carácter electorero.
A los tres aspirantes tricolores sin duda les está cayendo como una pesadísima loza en la espalda el pésimo gobierno del actual virrey, sin duda el más nefasto y corrupto de la historia de Nayarit en todos aspectos; administrativo, con finanzas en quiebra por el despilfarro del gobernante, con pésimos servicios de salud y con una inseguridad y violencia nunca antes vistas. El más perjudicado con este antecedente resulta ser el Senador Raúl Mejía, por su parentesco (cuñado) con el actual cacique; situación que lo afectará muchísimo si la Señora Sharo es impuesta por el gobernador como candidata a cualquier puesto de elección popular, que bien puede ser la alcaldía de Tepic, o una diputación, aunque legalmente tenga pleno derecho, sin embargo, el pueblo vería esta situación como intento de maximato familiar del actual gobernador o como continuismo del cacicazgo.
Lo anterior sin duda conlleva de entrada a una opinión negativa de la ciudadanía respecto del gobierno y de su partido, el PRI, por otra parte, los resultados de las últimas elecciones en Guerrero y Baja California Sur, generan en el imaginario colectivo una sensación adversa a los tricolores, lo cual sin duda pesará en el ánimo de los votantes.
Sentimos que los aspirantes tricolores tendrán más posibilidades de éxito en la medida que se deslinden de las acciones nefastas del actual gobierno, es decir, que se pongan del lado de los ciudadanos agraviados por los errores y corruptelas del gobierno, que son la mayoría y propongan hacerle juicio político o revisarle las cuentas públicas para transparentar el destino de los casi 5 mil millones que dejará de deuda pública la actual administración, después de haber recibido finanzas sanas con un adeudo de 60 millones y efectivo en caja por casi 500 millones; esto sin contar la corrupción de los cuerpos policiacos y los más de 500 muertos, secuestrados y levantados entre el año 2010 y lo que va del actual.
Por lo anterior resulta, muy acertado y oportuno el mensaje contenido en el SPOT televisivo de Gerardo Montenegro, en el cual de manera un tanto sutil menciona que: “Antes vivíamos en paz”, y “Antes había medicinas en los hospitales públicos”, que ya implica una crítica al actual gobierno.
Es importante pues, que los aspirantes tricolores se deslinden de la corrupta administración actual, si desean ganar credibilidad de la sociedad, pues si bien es cierto, en política no hay santos, ni productos químicamente puros, deben sin embargo, transmitirle al ciudadano un mensaje claro de que la actual situación debe cambiar para bien de todos.
Seguramente resultará difícil pronunciarse contra la corrupción, la violencia y la impunidad para los aspirantes tricolores, pero si en verdad desean llegar a gobernar deberían hacerlo; pues el discurso tradicional demagógico y acartonado ya no lo cree nadie, hablar de desarrollo, empleo y salud en abstracto resulta por demás demagógico, tiene muchos años de ser igual.
La gente quisiera saber cómo se combatirá la inseguridad y la corrupción, cómo se pagará la deuda pública, cómo se abastecerán de medicinas los hospitales públicos, etc.
Ojalá que todos los aspirantes, no sólo los tricolores, tuvieran el valor de ir más allá de sus membretes partidistas, y por primera vez antepongan las necesidades del pueblo en materia de seguridad, salud, educación, desarrollo, justicia y empleo, que se comprometan en serio a combatir la corrupción, la impunidad y el despilfarro de los recursos del pueblo, que han sido la nota predominante del actual gobierno tricolor.
Que se obliguen a revisar y transparentar las cuentas de la actual administración, a poner topes al endeudamiento, sea cual sea el candidato ganador, todos los Nayaritas tenemos las mismas necesidades, sin distinción de partidos o colores; todos necesitamos, seguridad, salud, empleo, educación, desarrollo y respeto de las autoridades, y estos deben ser los ejes del nuevo gobierno de cualquier color, si no existe disposición de aplicar la ley y combatir la corrupción y la impunidad, o si hay que tapar los excesos y trapacerías de un gobierno por ser del mismo partido, en el remoto caso de un nuevo gobierno priísta, se consolidará el actual cacicazgo y Nayarit seguirá en caída libre, como ha estado los últimos cinco años, con excepción, claro está, de la Riviera Nayarit.
Ojalá que los aspirantes tricolores sean, antes que todo, aspirantes Nayaritas.
Por último hay que felicitar a los valientes ciudadanos de la sociedad civil que participaron el pasado día 5 de febrero en la marcha contra la inseguridad y la violencia, son un verdadero ejemplo de civilidad, por desgracia, estamos en un estado donde la mayoría de los ciudadanos somos apáticos, indolentes y valemadristas, incapaces de un gesto de solidaridad en defensa de la vida, a los que nos aplica el poema de Martín Niemöller “Cuando vinieron por mí”, que ya no transcribimos por falta de espacio, pero que ya hemos citado en varias colaboraciones.
¿Usted qué opina, amable lector?