No recordamos otros elecciones presidenciales más frías ni desairadas
que éstas desde la de Miguel de Lamadrid, todavía en tiempos de la Presidencia
Imperial o Dictadura Perfecta, a los que fatalmente habremos de volver si como
todo parece indicar, vuelve a Los Pinos el tricolor con Peña Nieto a la cabeza.
Lo que hemos visto en estas primeras tres semanas de campaña han sido
solamente entrevistas, compromisos y discursos huecos y demagógicos; por una
parte, el primer actor de televisa Peña Nieto, vinculado a los grupos políticos
más corruptos que ha habido como el de Salinas y los Hank Rhon,
comprometiéndose a todo lo habido y por haber, a sabiendas de que muchas
promesas son inalcanzables, al final que prometer no empobrece ni conlleva
sanción o pena alguna, como lo demostró al
no cumplir con más de cien compromisos cuando fué gobernador del Estado
de México.
La ignorancia de la mayoría de los mexicanos, sobre todo los más
jodidos, que son la mitad del padrón electoral, hará que unas cuantas
despensas, camisetas, cachuchas, muchos miles de millones para comprar votos,
así como la propaganda televisiva y mediática de seis años para construír una
imagen de simpatía y popularidad que costó sin duda muchos miles de millones de
pesos a todos los mexicanos, posicionó a este candidato en el imaginario
colectivo en condiciones muy ventajosas sobre los otros dos, Josefina Vázquez
Mota y Andrés Manuel López Obrador; con una estructura política fuerte en casi
todo el país, particularmente en los estados gobernador por el PRI, como en
Nayarit, que sumado a la pobreza de los candidatos de oposición, y a la falta
de habilidad y talento político de ésta, que por si fuera poco, también está
dividida a nivel nacional, y pulverizada a nivel estatal, como por ejemplo, el
PAN en Nayarit, y el PRD en manos de las diferentes y feroces tribus que se
disputan las migajas plurinominales y las prerrogativas que les otorga el IFE a
las corporaciones mercantiles organizadas como partidos políticos, para medrar
del presupuesto y ejercer el poder a capricho de sus cúpulas, que como ya lo
hemos dicho, son verdaderas mafias que han secuestrado al país y a los
mexicanos por medio de una partidocracia que hasta ahora ha impedido, con gran
éxito, el progreso de nuestra sociedad y el avance democrático.
Por otra parte tenemos que la “Oposición al PRI”, escogió candidatos
bastantes poco competitivos; Josefina con una trayectoria político
administrativa importante, pero con poca capacidad y un discurso muy pobre que
no convence ni atrae grandes grupos de ciudadanos, cometiendo muchos errores al
hablar, y con un equipo de campaña que poco o nada le ha ayudado.
Andrés Manuel por su parte, aunque ha hecho propuestas interesantes,
sobre todo en materia de empleo no convence por sus antecedentes de radicalismo
y mesianismo, adicionalmente, está muy desgastado ya por casi doce años de
campaña, desde que fué jefe del gobierno del Distrito Federal, sumado a lo
anterior, es el candidato con menos recursos económicos y padrinos ricos para
su campaña, lo cual hace muy difícil su triunfo.
La única posibilidad que pudieran tener para ganar la elección, que ya
sabemos que es prácticamente imposible, sería como ya lo hemos dicho, formar
una alianza de hecho, con alguno de los dos a la cabeza, para construír un
gobierno de coalición, ya sabemos que sus respectivos EGOS no les permiten
pensar de manera más lógica, pues esta imaginaria e imposible alianza les daría
además de los votos propios, muchos votos de los indecisos que son
aproximadamente el 25 por ciento de los ciudadanos, con lo que el actor
televisivo quedaría muy atrás, pero como ya dijimos, esto es imposible.
Otra posibilidad cuasimilagrosa, como diría el bruto de Vicente Fox,
sería que los indecisos votaran por uno sólo de los dos candidatos; Josefina o
Andrés Manuel; ésto también podría llevar al triunfo a los azules o a los de
Izquierda, lo cual es también casi imposible.
Lo que sí podemos afirmar es que serán las elecciones más desairadas y
con mayor abstencionismo en la historia moderna del país, con alrededor del 50
por ciento de la votación, especialmente si incluímos en este grupo los votos
nulos o anulados.
Deliberadamente omitimos en nuestro comentario a Don Gabriel Quadri
por considerarlo empleado o comparsa de la nefasta maestra Elba Esther
Gordillo, principal enemiga de la educación y reciente aliada del tricolor.
La desconfianza y el desprecio generalizado de la sociedad por los
políticos y sus partidos hará que las próximas elecciones carezcan en absoluto
de legitimidad.
Ojalá que la aprobación del Congreso Federal a las candidaturas
independientes o ciudadanas sea pronto una realidad para darle credibilidad y
legitimidad a nuestro corrupto sistema político, y que no le pongan muchos
candados para que esta reforma sea aplicable, aunque lo dudamos.
Mientras tanto, seguimos pensando que el PRI arrasará en las próximas
elecciones, ganará la Presidencia de la República y ambas cámaras del Congreso
de la Unión por abrumadora mayoría para retornar a la Dictadura Perfecta o
Presidencia Imperial; aunque nos gustaría equivocarnos.
En Nayarit, pronosticamos que la oposición en su conjunto, PAN y
Alianza de Izquierda, no llegarían ni al 50 por ciento de la votación, no
ganarán ni una sola posición con votos; solamente la primera minoría para el
senado que posiblemente ganará Martha Elena García, los demás candidatos no
tienen ninguna posibilidad, se llevarán sus jugosas plurinominales Rodrigo
González Barrios por el PRD y Erika Cambero por el PAN.
Me permito recomendar a mis escasos y sufridos lectores que voten por
el menos malo, pero no dejen de votar, la abstención sólo beneficia a los
mismos de siempre.
¿Usted qué opina, amable lector?
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