La participación de los ciudadanos o sociedad civil en todo proceso político, económico o social ha sido desde 1928 insignificante en nuestro país; tristemente, sólo se ha reducido al voto de los ciudadanos cada tres o seis años, es decir, exclusivamente al ámbito electoral trazado y controlado por una partidocracia costosa, voraz e insaciable. Los ciudadanos independientes, han sido desde entonces tratados como entes sin capacidad intelectual y lo que es aún peor, sin derecho a voz ni voto en ningún proceso político, económico o social.
Así pues, los ciudadanos sin partido, hemos sido los tontos útiles o la carne de cañón de los políticos, quienes nos han utilizado para el logro de fines particulares o de grupo, en el caso de sus cúpulas, y con el único propósito de alcanzar el poder para enriquecerse sin freno ni control, generación tras generación durante más de 80 años, con base en una Ley por demás obsoleta y anticonstitucional, que obliga a los ciudadanos, más allá del espíritu constitucional, a participar en un proceso electoral forzosamente a través de un partido político, en clara contravención al artículo 35, fracc. II que establece el derecho de los ciudadanos para “Poder ser votado en todos los cargos de elección popular”; derecho que se abrogaron los partidos políticos en la Ley Electoral, estableciendo a esos negocios o empresas mercantiles como únicas vías para acceder a los puestos de representación popular, en perjuicio del 86 por ciento de los ciudadanos que no militamos en ningún Instituto político, consolidando así un verdadero oligopolio de la política y una auténtica franquicia cuyo costo pagamos todos los mexicanos, tanto en términos de nuestros derechos políticos, como en términos económicos, ya que esas mafias que son los partidos políticos, nos cuestan a los mexicanos más de 12 mil millones de pesos de nuestros impuestos al año, tanto del presupuesto federal como de los estatales.
Lo peor de todo, es que el grupo de políticos que sin legitimidad llegaron a puestos de elección popular, son quienes deciden y disponen lo que deberá hacer este país en todos los aspectos económicos, políticos y sociales, es decir, estas mafias partidistas establecen cuánto pagamos de impuestos, cuáles serán sus percepciones, cuáles son sus facultades, cómo se gastarán los recursos públicos, cuánto será la deuda, cuál será nuestro modelo económico y político, y lo que es peor, cuáles serán las leyes que determinarán nuestro estado de derecho.
Este oligopolio político, que antes fué monopolio, amenaza con volver a serlo si regresa el partido tricolor al poder en el 2012; ésto sin duda será lo más nefasto que podría ocurrir en México, pero sobre todo en Nayarit, en donde por desgracia nunca se debilitó su estructura, con excepción del primer trienio del gobierno de Toño Echevarría, el cual, por desgracia careció de operación política, y por esta razón se destruyó la alianza de partidos que lo llevó al poder, lo cual facilitó el regreso de los tricolores al gobierno del estado, para ser el peor, más mediocre, despilfarrador y corrupto en la historia moderna del estado.
La mediocridad, corrupción y el despotismo absolutista de los gobiernos tiene su origen en la indolencia y desinterés de los ciudadanos, que renunciando a sus derechos sociales y políticos, permiten con su conducta apática el arribo y consolidación en el poder de personajes soberbios, ineptos y corruptos que actúan impunemente cometiendo los mayores excesos sin temor a la reacción del pueblo, al que pretenden comprar con espejitos y demagogia.
A esto se debe la existencia y el poder de los políticos que han hundido a México y a nuestro sufrido Nayarit en el atraso, la pobreza y la ignorancia, robándole incluso su capacidad de asombro, anestesiando con mentiras su legítima aspiración natural de progreso y desarrollo.
Ahora bien, ¿Cómo podría revertirse, al menos parcialmente ésta tan injusta situación?
Consideramos que los ciudadanos libres e independientes tienen todo el derecho, y hasta la obligación de exigir cambios profundos, a través de una Reforma Política y Social que contemple por lo menos los siguientes temas:
a) Permitir las candidaturas independientes.
b) Incluír en la Constitución Federal y en las Estatales las figuras políticas del plebiscito el referéndum, la iniciativa popular y la revocación de mandato.
c) Implementar la segunda vuelta en las elecciones presidenciales hasta que alguno de los candidatos alcance por lo menos el 51 por ciento de la votación.
d) Desaparecer los legisladores plurinominales, por carecer de representación y ser sólo puestos de privilegio para los dueños o cúpulas de los partidos políticos.
El mayor opositor a estas reformas es curiosamente el partido tricolor, debido a que estas modificaciones sin duda le devolverían el poder político a los ciudadanos y se acabaría o disminuiría el monopolio del poder que ejerce la partidocracia, que como un cáncer moral ha deteriorado casi hasta el exterminio la confianza de los mexicanos en los políticos y en sus partidos, lo cual ha ocasionado que la gran mayora de nuestros ciudadanos se hayan vuelto cínicos, absteniéndose de votar cada vez más mexicanos, deslegitimándose al máximo los actores políticos de todos los niveles.
Ojalá tomemos conciencia del valor de los ciudadanos y exijamos a nuestros indolentes legisladores trabajar en realidad por el bien de México y en particular, de Nayarit.
¿Usted qué opina, amable lector?
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